sábado, 5 de marzo de 2011

Demuru

Notas patrocinadas, revistas especializadas, boca a boca, son algunas de las formas que usualmente los dueños de los tantos nuevos restaurantes que abren mes a mes en Palermo utilizan para promocionar su emprendimiento. Pero si la idea es por lo menos romper el molde, ¿qué mejor idea que el chef de nuestro restaurante participe en el mundial de la gastronomía? Más allá del resultado (19 de 24 no es lo que se dice un  gran triunfo: Cocinamos, perdimos, igual nos divertimos), como me decía mi papá luego de alguna paliza en el deporte ocasional que practicaba, lo importante es competir, y sobre todo cuando el que está representando al país posee un restaurant de autor con su mismo nombre. No quedaba otra opción más que ir.
Ubicado a pocas cuadras de la atestada (de gente, de lugares, de todo) Plaza Serrano, en la esquina de Honduras y Godoy Cruz y en una zona que de a poco va siendo copada por nuevas propuestas que van ampliando cada vez más la oferta gastronómica del barrio, Demuru ocupa lo que en evidencia es una casa típica del barrio reconvertida en restaurante, que de afuera se observa bastante sobrio y formal en cuanto a su decoración exterior. El interior acompaña la sobriedad del interior, en donde se destacan las baldosas naranjas típicas de los patios de las casas de hace un par de décadas y el hogar con el imponente espejo sobre el ala izquierda del local. Del otro lado del salón, ya sobre la ochava se aprecian las puertas de madera cumpliendo las veces de ventanal sobre la ochava y sobre ellas un techo formado por paneles de acrílico transparentes que imagino deben darle gran luminosidad durante el día y, junto al hogar, deben generar un clima ideal cualquier día lluvioso del invierno.
Los pocos cubiertos (no más de 50) permiten una atención casi personalizada, con un profesionalismo pocas veces visto en Palermo. Esta apreciación se extiende al servicio en general, evidenciado en aspectos tales como la diversidad de vajilla (cada opción de la carta se sirve en plato distinto) hasta en la panera armada sobre una tabla de madera con una piedra caliente para mantener la temperatura del pan y la entrada de cortesía (un especie de mil hojas de papa con verdes que, de haber sabido de su existencia, me hubiera hecho desistir de pedir el pan de campo tostado con queso brie, almendras y verdes a modo de entrada). Mención aparte merece la música ambiente a cargo de bandas tales como Zero 7 (sin lugar a dudas, una de mis favoritas).
Como plato principal, mi elección fue la promocionadísima bondiola braseada con salsa de cassis, torre de manzanas y puré de calabazas (Los 10 platos más ricos que probamos en 2010). A pesar de que la primera de las dos bondiolas que venían en el plato estaba durísima, la segunda era una delicia. También probé los canelones de espinaca, pero en lo que se refiere a canelones pierdo cualquier objetividad debido a que considero que los que prepara mi mamá son insuperables. De todas formas, estos estaban aceptables.
El exceso de entradas y la generosidad del plato principal me obligaron a desistir a mi antojo de postre, aunque algunas opciones a base de maracuyá y cardamomo casi me doblegan. Finalmente pude resistir la tentación y opté por un café Nespresso.
Un punto a mejorar es la carta de vinos, que se presenta bastante corta y con ninguna opción realmente llamativa (pedí un Alfredo Roca cabernet suavignon a $74, servido a temperatura perfecta a pesar del calor general que generan los focos que iluman las mesas y personal fomentado por las calorías que me fueron invadiendo durante toda la velada).
Demuru es una muy buena opción para degustar platos que son verdaderamente de autor a un precio excelente si se consideran todos los detalles en el servicio y en la elaboración de los platos (promedio $130 por persona). Más que recomendable, a pesar de no haber ganado el mundial.
Demuru
Honduras 5296
Teléfono: (011) 4831-5812

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