lunes, 4 de julio de 2011

Narbona

Una infancia plagada de maquetas que felizmente me dedicaba a destruir cada vez que mi hermana aprobaba un final hizo que permeara algo del gusto por la arquitectura en mí. De otra forma, no tengo forma de explicar el interés recurrente en participar de cada edición de Casa FOA. Como viene sucediendo en los últimos años, la exposición se instala en lugares alternativos que luego terminan cumpliendo algún otro fin (por ejemplo, la edición de 2010 fue en el complejo “La Defensa”, hoy reconvertido en un hotel boutique), con la particularidad que la instalación incluye algún restaurante que sobrevive a la muestra (en esa misma edición, el exponente fue La Panadería de Pablo Massey).
En 2008, sirvió de excusa para la inauguración de los Mercados del Delta, la nueva sección del Puerto de Frutos en donde se ubica desde ese entonces Narbona. Esta  bodega y granja originaria de Carmelo que cuenta con más de 100 años de historia del lado oriental del Río de la Plata, decidió aprovechar la ocasión para abrir su primer local fuera de Uruguay (cuentan con otro en Punta del Este).
Con la estética de un bistró francés (de donde adopta una gran barra de madera ubicada ni bien se ingresa al restaurante) inmerso en un almacén (donde, a diferencia del ambiente bistró, se destaca el blanco y el ventanal que permite apreciar las máquinas para elaborar yogurt y dulce de leche), lo primero que uno aprecia en este restaurante de no más de 30 cubiertos es que todo ahí es Narbona. Desde los vinos ubicados detrás de la barra y flanqueados por un sinfín de botellas que cubren las paredes hasta las latas de aceite,  dulces y fideos que cubren todas las paredes del almacén llevan como marca distintiva la elaboración artesanal de cada uno de estos productos.
La carta del mediodía (de noche la propuesta es más compleja) se presenta simple y con pocos platos, como induciendo a disfrutar de un almuerzo liviano frente al río. De las opciones más elaboradas pedimos los riñoncitos y mollejitas salteados con ensalada de rúcula y queso parmesano (las otras dos opciones son una porción de queso brie rebozado con semillas de sésamo y ensalada de rúcula e higos y una trucha asada). También probamos lo que a mí entender es el fuerte de la carta: tanto los ravioles de espinaca con aceite de oliva y rúcula como las cintas secas con salsa rosa permitían confirmar la buena calidad de las pastas que allí se elaboran. Adicionalmente se puede disfrutar de pizzas y picada de fiambres y quesos, obviamente caseros. Todo esto acompañado por un Malbec 2007 Narbona (aunque hacen un poquito de trampa porque los viñedos son mendocinos y el winemaker es Michelle Rolland) a $75. El café Nespresso debe ser de los pocos productos no elaborados por ellos mismos.
Me fui muy conforme con la versión diurna de este restaurante enfocado en la calidad de sus productos por sobre la complejidad de los platos a precios muy convenientes por tratarse de productos casi artesanales (promedio de $70 por persona). Sin lugar a dudas, cuando el clima se torne más agradable, volveremos para disfrutar de una cena a la vera del río y con la esperanza de que al agregarle complejidad a la carta, se mantenga la misma calidad de sus productos.

Narbona
Los Eucaliptus y Los Sauces Locales 3 y 4 Puerto de Frutos, Tigre
Teléfono: 4897-6249

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