domingo, 12 de diciembre de 2010

El Almacén de los Milagros

La idea de ambientar restaurantes como los antiguos almacenes barriales no es nueva ni original (diría que es un modelo prácticamente agotado por los bistrós hippie chic de Palermo más orientados a un buen brunch o té de amigas). Sin embargo, no son muchos los restaurantes que se atreven a aplicar este concepto ofreciendo un abanico de alternativas tan diversa como lo hace El Almacén de los Milagros.
Este emprendimiento encabezado por Milagros Padilla (miembro de la familia tucumana dueña de Citric) montado en un local con una extensa historia gastronómica (ex Almacén de Paco en los 60 y ex La Despensa más acá en el tiempo) posee tan solo 30 cubiertos que permiten lograr la sensación de tener un servicio casi personalizado. Estos cubiertos están distribuidos en un pequeño salón donde predominan varias mesas estilo bistró parisino con mesa de mármol, la escalera que conduce al subsuelo donde se resguardan las más de 120 etiquetas que conforman la carta de vinos y, en la mitad, la gran mesada / heladera donde se exhiben las magdalenas, cookies y alfajores ideales para merendar.
El Almacén de los Milagros ofrece una opción completamente distinta para cada momento del día. Desde las 8 de la mañana brinda la opción de desayunar (y merendar por la tarde) con los productos recién salidos del horno, mientras que al mediodía se destacan los sándwiches ideales para las oficinistas de paso por la zona. Pero de todas las opciones, sin lugar a dudas la alternativa nocturna es la que más seduce, principalmente debido a la amplia carta, diseñada por Martín Baquero (ex Doppio Cero).
Con lo primero que uno se encuentra al abrir la carta es con una especie de homenaje a grandes chefs que titulan a los principales platos de la carta. En mi caso, opté por el merecidísimo tributo a Ferrán Adria, que no es ni más ni menos que un boeuf bourguignon con espuma de patatas, todo presentado dentro de un envase de vidrio.  Plato igualmente de atractivo y sabroso (aunque más recomendable para días de frío que estos días de calor extremo). También merecen una mención especial las mollejas con langostinos.
La carta de vinos, si bien es muy completa, presenta precios lógicos para algunas joyas (muy recomendables las sugerencias del sommeliere) aunque compensan con precios bastante caros para etiquetas más tradicionales. En mi caso, pagué $80 por un Ánimal malbec que se consigue por menos de $60 en la mayoría de los restaurantes de capital.
Un párrafo aparte merece el servicio. Los dos mozos dedicados a atender el salón presentan un oficio notable y un esmero evidente por cuidar cada detalle. Llama la atención que uno de ellos sea extranjero, aunque para mi sorpresa no tiene nada que ver con el estilo de los “mozos” descontracturados de Palermo que poco y nada saben de atender clientes en un restaurant y que su único objetivo es juntar la plata para poder pagar la cuota de Marketing en la UP. Por el contrario, demuestra un profesionalismo y conocimiento del que hasta mucho de los mozos autóctonos carecen.
El Almacén de los Milagros termina siendo una alternativa polifacética, en donde se puede disfrutar desde un cafecito mañanero para leer el diario, un almuerzo ligero con los compañeros de la oficina y una cena romántica para el recuerdo. Si bien, aunque la Señora Padilla difunda sus fines benéficos (parte de la facturación es donada a obras de beneficencia en Tucumán) no es una opción económica (alrededor de $150 por persona con vino), los distintos detalles (el obsequio del pan para el desayuno del día siguiente es una atención que me parece muy valiosa) hacen de El Almacén de los Milagros una opción que vale la pena conocer.

El Almacén de los Milagros
Av. Presidente Manuel Quintana 210
Teléfono: (011) 4814-0533

2 comentarios:

  1. Que buena prensa que le hiciste a este restaurant.
    Voy a tener que ir.

    Muy buen post como siempre.
    Abrazo

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  2. Parece un lugar interesante. Solo un poco dura crítica para con los extranjeros y su universidad, el resto, muy bien detallado y llamativo.
    Saludos,
    AJ

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